“Lo único constante es el cambio” Proverbio humano
Un hombre, una mujer, una página en
blanco… letras que se desparraman por encargo. Para mí fue inevitable pensar en
aquel “Réquiem” que un ser encapuchado hubo encomendado a un tal Mozart. Ha de
saberse que esto no tuvo inicio ni fin. En medio de la penumbra (después de
haber muerto un par de veces) un ser un tanto sórdido, escondido en el brillo
de la pirita más fina, deambulaba con el viento. Risas, voces, voces en voces,
voces en letras, letras en manos y labios… voces acalladas para siempre y otras
listas para ser escuchadas. No encaraba, sólo seguía, nadaba… Mares
embravecidos por aquellas tonadas (violines, violas, clavecines) del ser que se
dispone a flotar. El momento inesperado, una sonrisa cual luz, centella o
chispazo. Sonidos desconocidos reconocidos: risas, miradas, aromas y palabras;
aliento, manos nerviosas y frías, más sonrisas. Un abismo de color que
pensamos… buscamos, cuando menos lo esperamos, encontramos.
Calor selvático encontrado con frío
hiperbóreo. Y corre el agua dulce para regar el campo de amapolas, los ríos
insondables llenos de vida. Tan dulce como el mango tan fresco como la piña, se
está perdido en medio de tanta maravilla. Así pues, fue el primer tacto, entre
espíritu y alma, vibrando en la misma sintonía. Se siente, no se piensa; se
actúa, no se piensa…
¿Y si apareces en mi cama, alimentas mi
alma y construimos otros mundos? Toco tu piel y tiemblo, veo tus ojos y
suspiro, siento tus labios y me elevo. Ya no hay frío, ya no hay miedo. Eres un
dulce felino, que ronronea con muestras de cariño. Con mirada penetrante y
decidida has buscado en el abismo, has corrido tras el velo, has soplado en la
arena… poco a poco, el arcano se revela. ¡Si! Esas veces (contadas, como gotas
de rocío) que nos hemos hablado, besado y sentido más que sinceramente.
Rituales duales, donde la armonía nos permite vislumbrar, en bella desnudez, el
microcosmos que nos habita. Cual espejo, somos soles.
No dejo de sentirte, no dejo de mirarte,
no dejo de quererte, no dejo de escucharte, no dejo de buscarte, no dejo de
desearte. Digamos pues: no dejo de pensarte. Seré breve: Te extraño. Cuando
callas, cuando te esfumas, cuando a través del vitral mágico, baratija moderna,
desapareces, como si no dejaras rastro. Entonces sueño con el tiempo… donde
pasado y futuro son palabras risibles y nuestras arenas bronzinas se funden.
Calor magnífico, directo del atanor, fuego sublime, fuego interno… Pasión
armoniosa. Apareciste entre brumas e insuflaste aliento. Que bello regalo.
¿Qué qué digo? Que seamos acompañantes,
que seamos notas consonantes. Que hagamos melodías en Fa y en Sol; y, sí así lo
quieres, que orquestemos, a través de música pura y matemática sagrada,
universos divergentes… hombro a hombro, de la mano. Eso es lo que me gustaría,
eso es lo que quiero.
Y es de esta manera que la tinta se
resbala de mi boca a mis manos, que, luna tras luna, se empapan de negro y se
impregnan de cordero; de mis manos a la pluma y de la pluma al papel. Que
reciban, humeantes, las letras de mis ojos y lengua tu vientre y tu piel.
Ordo ab chao.
como es arriba, es abajo by nuzo neto recuperado el 27 de diciembre de 2012 de: http://www.flickr.com/photos/nuzoneto/5705570177/ |
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